8.6.09

La carta

Era una mañana tranquila en el castillo de Avernarium, pero Lys se sentía inquieta. Hacía varios días que la Reina Adara había partido hacia Muitung y se acercaba el momento de entregar la carta a sus hermanas.

Lys recordaba con absoluta claridad cómo Adara, tras pasar unos breves instantes transformada en Hugo, había tomado papiro y pluma para garabatear algo. Lys era analfabeta, y no sentía gran curiosidad por las letras. Salvo en ocasiones como aquella. Viendo las expresiones con las que Adara escribía la carta, deseaba fervientemente saber leer para poder averiguar lo que la Reina contaba al destinatario. Era una misiva no muy larga, a juzgar por las pocas líneas que manchaban aquel papiro. En un momento, Adara dejó la pluma a un lado, dobló el papiro, lo cerró con una cuerda y derritió un trozo de lacre azul claro para sellar la carta. Acto seguido, tomó otro papiro, escribió una carta de similar longitud y repitió la operación con lacre rojo. El sello que Adara había utilizado para improntar el lacre mostraba su escudo de armas. Era un dibujo que Lys podía pasar horas mirando, y además era el único signo que ponía a las cartas que iban dirigidas a sus hermanas.

-Lys, guarda estas cartas en un lugar seguro. Una semana después de que yo haya partido entregas ésta -dijo Adara, mientras señalaba la del lacre azul- a mi hermana Níobe y ésta otra -dijo, tendiéndole la otra- a Nyx. Es muy importante que nadie, bajo ningún concepto, se entere de la existencia de estas misivas.

-Sí, Majestad. Así lo haré.

Lys estaba segura de que ya había pasado una semana desde que Adara partiera, así que se dirigió hacia los aposentos de la Reina Nyx. No resultaba sospechoso que eligiera los aposentos de la Reina cuyos aposentos quedaban más próximos a los de su ama, pero de no haber sido así, le hubiera dado igual. Temía a Níobe y eso era algo que se traslucía en su mirada, prefería dejarla para el final.

Llamó a la puerta con delicadeza y preguntó a una de las doncellas de Nyx si podía entrar a entregar algo a la Reina, tras un momento de espera, la doncella la hizo pasar. Llevaba en la mano un papiro sellado con lacre rojo.

-La Reina Adara me ordenó entregaros esta carta cuando se cumpliera una semana de su partida hacia Muitung -alargó la carta a Nyx y, tras hacerle una reverencia a la Reina, salió de la habitación tan rápido como había entrado.

Lys se dirigió nuevamente a su escondite y tomó la otra carta. Rezando a los dioses para que estuviera de buen humor, se acercó a los aposentos de Níobe y llamó a la puerta. La operación se repitió, sólo que oyó a la Reina decir, desde dentro de la habitación, que la hicieran pasar inmediatamente.

-Majestad, con todos mis respetos, el día que su hermana la Reina Adara partió hacia Muitung me dejó ésto para usted -tendió la carta a Níobe con la mano un poco temblorosa- Me dijo que se la entregara exactamente una semana después de su partida. -Nada más entregar la carta, Lys hizo una reverencia a la Reina, y disculpándose por la interrupción salió de la habitación, no sabía leer, pero no quería arriesgarse a que la carta contuviera malas noticias y que la Reina Níobe matara a la mensajera.

La carta escrita por Adara decía lo siguiente:

Querida hermana, como bien sabes, hace una semana de mi partida a Muitung. En este momento debería estar a mitad de camino, si no has tenido noticias mías es que todo va según lo previsto. Necesito que enviéis al prisionero de la celda ciento trece, Hugo, amante de la Reina Vrila, junto con varios hombres y el capitan de mi guardia, a mi encuentro. Ordena que se queden a un día de camino al castillo y me esperen en la posada de la calle principal. Poned algo a Hugo para que no sea reconocible antes de partir. Podéis darle una poción para transformar su aspecto y enviar con Aaron el antídoto para devolver a Hugo a su forma habitual. No os preocupéis por mi edad, llevo la daga y me encargaré de no volver a la adolescencia. Y no os preocupéis por mí. En caso de que algo me sucediera, el hechizo que conjuré antes de salir del castillo os avisará inmediatamente para que podáis acudir en mi rescate. Ahora mismo deberías estar a punto de saber algo de nuestra hermana, ha recibido una misiva igual que ésta. Os echo de menos, hermanitas.


Adara.

No hay comentarios: