9.9.09

La barrera invisible

Níobe.
15/Decimus/año MDXXXVIII después del Año de los Infortunios
Estación de las hojas caídas.

Una cuarta antes de la audiencia.
Salón Principal del castillo de Avernarium.


Así que Barón Von Deck. El nombre le sonaba, pero no demasiado; aunque Níobe devoraba cualquier libro que cayera en sus manos, los tratados nobiliarios no la apasionaban. Examinó al hombre; pese a su ropa ajada, poseía el porte de un noble. Y -entornó los ojos, a un tiempo fascinada y preocupada- la mirada de un desesperado. De aquel que no tiene nada que perder. Dejó que su mirada vagase hasta posarse en la andrajosa criatura que le acompañaba. El aire a su alrededor rezumaba poder, un poder tosco y desagradable, pero aún así intenso. La situación no era tan inocua como se había esperado en un principio. Avanzó deslizándose entre los presentes hasta situarse más cerca de ella, vio sus puños mugrientos apretados en un esfuerzo de concentración, su mirada enfocándose en ninguna parte, como si su mente estuviera muy, muy lejos...
Cerró los ojos y permitió que su mente avanzase hacia la gitana. Tal y como esperaba, encontró un bloqueo; escuchó el jadeo de sorpresa de la joven zarrapastrosa al sentir una oposición a su hechizo. Níobe abrió los ojos y esbozó una sonrisa perversa, oscura, ávida; la joven gitana sintió un escalofrío.

Armenieta miró a Von Deck, buscando inspiración; ¿sería la última vez que podría mirarle? Apretó los dientes, furiosa. Nadie iba a hacerle daño mientras ella pudiera evitarlo; giró la vista hacia la Reina de Hielo y se concentró en mantener el hechizo. La Reina era poderosa, pero por todos los infiernos que mientras le quedara una gota de sangre en las venas protegería a Von Deck. A cualquier precio. Y desde luego que conocía el precio, se dijo mientras notaba como las fuerzas comenzaban a desaparecerle. La rabia de su rival era intensa, notaba como le consumía por dentro... dolía. Como hierro ardiendo.
Con un siseo ininteligible para aquellos que ignoraban la magia, empezó a recitar más hechizos. Cada vez más oscuros.
Sorprendida, comprobó que Níobe seguía su ritmo sin problemas. Y no parecía nada molesta o preocupada por tener que emplear esa magia tan arcana, malvada y peligrosa...

El Barón y su hermana hablaban, pero Níobe no prestaba atención. Ese rival, esa joven practicante de magia primordial y sin refinar, acaparaba toda su atención. En cualquier otra situación ese duelo de mentes hubiera sido gratificante y entretenido. Esa muchacha era infinitamente más peligrosa que ese Barón. No conseguía romper su concentración, pese a sus esfuerzos. La magia fluctuaba, intensificándose y decreciendo, mientras las dos mentes se acechaban en un duelo no menos peligroso que si estuviera hecho de espadas. El salón continuaba a su alrededor, ignorante de la brutal saña con que las dos mujeres se oponían la una a la otra. Níobe casi rió cuando un hilo de sangre comenzó a resbalar de la fosa nasal izquierda de su oponente, pero casi al instante un sabor a hierro le vino a la boca. Los hechizos empleados no eran suficientemente intensos como para hacerla rejuvenecer visiblemente, pero notaba el familiar cosquilleo de la vejez escapándose de su cuerpo poco a poco.
Eres poderosa, muchacha. Pero yo soy la Reina de Hielo.
La balanza comenzó lentamente a inclinarse a su favor... muy lentamente.

4 comentarios:

C. Maltesse dijo...

No debeís menopreciar a mi fiel Armenieta, alteza...no sabeís de lo que seía capaz por protegerme.

Barón Han Von Deck.

Jezabel dijo...

Lo veo en sus ojos. Esa muchacha pagaría cualquier precio por cuidar de vos. Y no dudéis de que, en lo que a mí concierne, deberá pagarlo.

Me pregunto porqué esa obsesión por protegeros... ¿Qué le habréis prometido a cambio?

Níobe.

C. Maltesse dijo...

ah,excelsa Reina Niobe, hace tiempo que desistí de intentar comprender la motivación de una mujer con respecto al mundo y sus semejantes.

La zíngara es un auntentico enigma, incluso para mi.

Barón Han Von Deck.

^lunatika que entiende^ dijo...

A ver si es que son familia o algo...
O es un poco mazoca y se ha enamorado del barón...